Aprendizaje basado en el pensamiento (1)

Aprendizaje basado en el pensamiento (1)

Tal y como indicamos en nuestra web, la visión y misión de re-Programa es:

En coherencia con esta visión y misión: leemos, debatimos y reflexionamos sobre diferentes aspectos de ámbito legal y pedagógico.

Solo a título de ejemplo, recordaros que, desde la perspectiva legal, y con una visión práctica y aplicada, las últimas semanas os hemos presentado, paso a paso, cómo evaluar en base a la combinación de criterios de evaluación y descriptores operativos (1, 2, 3, 4, 5 y 6). También, desde este ámbito legal, hemos resumido el nuevo marco normativo de la FP (1, 2, 3 y 4) y os hemos facilitado una guía de inclusión educativa para tutores. Desde el ámbito pedagógico, os presentamos nuestras conclusiones de la lectura del libro «Aprendizaje visible» (1, 2, 3 y 4).

Pues bien, siguiendo con esta dinámica de fundamentación, en este caso pedagógica, iniciamos hoy una serie de dos post a través de los cuales os resumimos una de nuestras últimas lecturas: «Aprendizaje basado en el pensamiento: cómo desarrollar en los alumnos las competencias del siglo XXI».

Son varios autores entre los que destaca Robert J. Swartz. Se estructura en base a 8 capítulos:

  1. La importancia del pensamiento eficaz.
  2. Enseñar con destreza: ejemplo de clase.
  3. Enseñanza directa y pensamiento eficaz.
  4. Metacognición: pensar sobre cómo pensamos.
  5. El pensamiento eficaz por escrito.
  6. Evaluar el pensamiento eficaz.
  7. Desarrollar un currículo basado en el pensamiento.
  8. Liderazgo: mejorar la ecología intelectual en el centro escolar.

Hoy resumimos los 3 primeros capítulos y dejamos el resto de capítulos y nuestra valoración general para la SEMANA QUE VIENE.

Vamos al lío…


De acuerdo con el libro, para lograr un pensamiento eficaz son necesarios 3 ingredientes:

  1. Destrezas de pensamiento: emplear procesos mentales específicos y apropiados.
  2. Hábitos de la mente: conducir los procesos mentales para conseguir comportamientos amplios y productivos.
  3. Metacognición: desarrollar las destrezas y los hábitos valorando lo que hacemos de acuerdo a lo que se nos pide o necesitamos y a un plan previamente definido.

Se puede desarrollar un pensamiento eficaz por el tiempo (por experiencia), a través de «prueba-error», pero este aprendizaje inconsciente lleva consigo malos hábitos que después cuesta mucho eliminar.

Por tanto, enseñar a pensar de manera eficiente significa enseñar de forma deliberada, explícita y directamente. Para lograrlo, es recomendable emplear la «infusión», es decir, enseñar a pensar a través de los «contenidos» propios de cada asignatura. Para ello es necesario aprovechar la enseñanza de los «contenidos» propios de cada materia para enseñar a pensar sobre ellos y enseñar las técnicas adecuadas en cada caso a pensar de manera eficiente.

Este segundo capítulo presenta un ejemplo práctico de cómo una profesora (la señorita Fischer) desarrolla una clase directa para explicar el «cernícalo» y además, a través de la «infusión» desarrolla «destrezas de pensamiento», «hábitos de la mente» y «metacognición».

En el ejemplo se explica la forma de enseñar las partes para comprender un conjunto global, con el fin de tener una visión clara de lo que es la enseñanza directa. Para ello emplea mapas de pensamiento en base a preguntas que invitan a la reflexión de una manera secuencial y progresiva:

  • ¿Qué partes forman el objeto?
  • ¿Qué ocurre si faltara una parte?
  • ¿Qué función tiene cada una de esas partes?
  • ¿Cómo interaccionan las distintas partes para que el objeto sea como es y haga lo que hace?

Los pasos que sigue son:

  1. Introducir al alumnado en el análisis eficaz de la relación «partes-todo».
  2. Detenerse para dejar claro en qué consiste el pensamiento eficaz.
  3. Guiar al alumnado a través de la aplicación activa del análisis eficaz de las partes para comprender el todo.
  4. Instar al alumnado a pensar con destreza sobre los elementos que conforman el análisis de las partes en relación con el todo.

En el tercer capítulo, se propone emplear la enseñanza directa como estrategia para enseñar a pensar de manera eficaz. Ahora bien, proponen «infusionar» la enseñanza de los «contenidos» de cada disciplina con las habilidades y destrezas de pensamiento.

Explican que una «buena enseñanza directa» es una forma de enseñar:

  1. Con objetivos claros y definidos,
  2. Que se centra en una tarea o contenido específico,
  3. Que explica con claridad los pasos necesarios en la tarea de aprendizaje,
  4. Que realiza actividades de aprendizaje cuidadosamente estructuradas,
  5. Que proporciona casos prácticos en abundancia, y
  6. Que lleva el control del progreso del alumnado mediante respuestas inmediatas susceptibles de ser corregidas.

El nivel de autonomía del alumnado aumenta según se incrementa su nivel de expertez. Por tanto, en primer lugar el profesorado está más presente, pero poco a poco, conforme aumenta la expertez del alumnado, el profesorado se aparta a un lado.

Los autores NO entienden por enseñanza directa: las conferencias unidireccionales, la aplicación repetida y sin reflexión de tareas…

Los autores afirman que la enseñanza directa ha de iniciarse con una introducción detallada que incluya repetidas aplicaciones tutorizadas para preparar el terreno de la práctica y la reflexión. Con el tiempo, estas lecciones introductorias son cada vez más esporádicas, pues se busca que el alumnado sea cada vez más consciente de lo que hace. 

Por tanto, todas las lecciones de una enseñanza directa deben:

  1. Hacer un estudio previo y una revisión de la destreza o el hábito estudiado,
  2. Propiciar que el alumnado aplique varias veces esa destreza o hábito,
  3. Facilitar que el alumnado reflexione en voz alta sobre cómo y por qué los han aplicado,
  4. Hacer que el alumnado comparta sus observaciones e impresiones con sus compañeros, y
  5. Provocar que el alumnado resuma o revise cómo los ha aplicado y qué ha aprendido.

Los autores dedican un subapartado de este capítulo a la «transferencia del conocimiento». Resaltan su importancia e indican que el profesorado debe crear situaciones de aprendizaje que inciten a que los alumnos y las alumnas apliquen conocimientos adquiridos en otras asignaturas o momentos a una determinada situación que, a priori, no sería necesario.

Algunas técnicas clave en la enseñanza del pensamiento eficaz serían:

  1. Explicar con claridad las destrezas de pensamiento o hábitos de la mente, dejando claro en todo momento el estado actual y el estado ideal, a través, por ejemplo, de mapas estratégicos de pensamiento.
  2. Estructurar la práctica del pensamiento, a través de, por ejemplo, diagramas de flujo o listas de cotejo.
  3. Emplear el mismo lenguaje que emplean las destrezas de pensamiento y los hábitos de la mente, es decir, siempre el mismo lenguaje y las mismas referencias para que el alumnado sepa en todo momento a lo que nos referimos.

La SEMANA QUE VIENE continuamos con el resto de capítulos…


Recuerda que en sección de la web «Formación» puedes encontrar la oferta formativa de re-Programa:

También puedes adquirir el libro «Programaciones didácticas para ESO y Bachillerato. Una propuesta práctica y fundamentada» en tu librería habitual o directamente en la Web de Nau Llibres.

Feliz miércoles.

Vicente, Elio y Raül

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